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Claves del liderazgo y escuelas efectivas en aprendizaje

En los últimos años, diversos estudios han caracterizado a las escuelas y al liderazgo efectivo. Hace más de 30 años, por ejemplo, el informe “A nation at risk” levantó alertas en Estados Unidos sobre la calidad del sistema educativo. Pese a que luego de éste se realizaron distintas reformas, no todas produjeron mejoras sustantivas en la calidad de la enseñanza y el aprendizaje. Por otro lado, la evidencia parece indicar que los cambios de elementos individuales en las escuelas, por sí mismos, podrían tener un efecto limitado sobre la efectividad de las organizaciones, por lo que se requerirían mejoras de los establecimientos en su conjunto.

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En esta edición presentamos los hallazgos del equipo conformado por Courtney Preston, Ellen Goldring, Edward Guthrie, Russel Ramsey & Jasson Huf (2017), quienes tuvieron como objetivo presentar características clave de las escuelas efectivas, identificadas a partir de la investigación en el área. La profesora Ellen Goldring es una de las invitadas confirmadas a las próximas Jornadas Interamericanas de Dirección y Liderazgo Escolar. A diferencia de otros estudios que han abordado temáticas similares, en este caso el foco está en los establecimientos que imparten el nivel secundario de enseñanza, que poseen desafíos distintos a los de las escuelas primarias: normalmente son de mayor tamaño, suelen poseer mayor división por asignaturas, sus estudiantes son más heterogéneos y reportan mayores tasas de deserción. En la investigación, los autores realizaron una revisión de 91 artículos publicados en revisas científicas. Se incluyeron textos que dieran cuenta de programas, políticas y prácticas a nivel de escuela y que mostraran efectos relacionados con los logros académicos y la permanencia en el sistema escolar.

Los autores concluyeron que las escuelas efectivas tendrían componentes esenciales que, cuando se implementan en conjunto, crean compromiso con el trabajo, las normas y los resultados. Por el contrario, la incapacidad de implementar estos elementos de forma cohesiva podría relacionarse con falta de pertenencia, de compromiso y finalmente, una reducción en los esfuerzos, tanto a nivel de estudiantes como de docentes y líderes. Se identificaron dos componentes centrales relacionados con la efectividad: currículum alineado y riguroso para todos los y las estudiantes y un liderazgo centrado en el aprendizaje, que inspira una visión y la pone en práctica. Estos componentes hacen posible la implementación de los otros factores principales: enseñanza de calidad, uso sistemático de datos, conexiones personalizadas de aprendizaje, cultura de aprendizaje y conducta profesional, rendición de cuentas sobre el desempeño y conexión con comunidades externas. A continuación se explican los dos factores principales:

    • Liderazgo centrado en el aprendizaje. Si bien es conocido el efecto de los directores y directivos sobre los logros académicos, existen pocos estudios que aborden esta relación en escuelas de nivel secundario. Un ejemplo de cómo sucede este efecto es a través de prácticas sistemáticas (rutinas) a nivel de organización que posean una intención y un propósito claro y que, además, sean compartidas y estructuradas. Por otro lado, se esperaría que las prácticas directivas tuvieran un foco en gestionar la estructura, los procesos y los recursos de apoyo al aprendizaje y en las estrategias que apoyen una enseñanza de calidad.
    • Currículum riguroso y alineado. Se refiere al foco en el contenido en las asignaturas clave y a las habilidades que los estudiantes deberían ser capaces de demostrar. En este aspecto, las escuelas efectivas intentan disminuir la variabilidad entre cursos, promoviendo un acceso equitativo a las diferentes oportunidades de enseñanza (recursos y las experiencias de aprendizaje).

El segundo grupo de componentes es el que permitiría desarrollar compromiso, valores y normas compartidas:

    • Enseñanza de calidad. Se refiere a las prácticas y estrategias que las y los docentes utilizan para lograr un alto desempeño en sus estudiantes. Por ejemplo, demostrar conocimiento del contenido curricular, entregarles retroalimentaciones adecuadas, promover el pensamiento de orden superior, desarrollar la autonomía, maximizar el tempo de enseñanza, entre otros.
    • Uso sistemático de datos. La investigación ha sido consistente en mostrar que se trata de una práctica efectiva, pero es importante que tanto la información como su análisis estén descentralizados. Se ha encontrado que, cuando los datos están solo en manos de las y los directores, su uso puede verse limitado tanto por su habilidad para procesarlos como por sus creencias. El uso efectivo de datos requiere que éstos estén disponibles para todos los interesados en la organización (incluidos los estudiantes y apoderados) y que, además, exista una verdadera cultura de la toma de decisión basada en datos, convirtiéndose en una práctica sistemática.
    • Conexiones de aprendizaje personalizadas. Implica el desarrollo de una relación personalizada entre docentes y estudiantes, centrada en los aprendizajes académicos y sociales. Se esperaría generar un sentido de pertenencia a la escuela, por ejemplo, a través de la creación de actividades extracurriculares y del establecimiento de relaciones de confianza dentro de las salas de clases.
    • Cultura de aprendizaje y conducta profesional. Implica la existencia de un foco común, de altas expectativas sobre los estudiantes y de atención a sus necesidades, motivándolos a hacerse cargo de su aprendizaje. Por otro lado, también, implica el desarrollo de actividades de colaboración y aprendizaje profesional entre docentes como, por ejemplo, las comunidades de práctica y las comunidades profesionales de aprendizaje. De esta forma, se fomentaría su percepción de eficacia colectiva sobre los procesos de enseñanza.
    • Rendición de cuentas sobre el desempeño. Implica la frecuencia con que el equipo docente recibe monitoreo y retroalimentación sobre sus funciones y responsabilidades con foco en la mejora y, además, la existencia de sistemas de reconocimiento y consecuencias.
    • Conexiones con comunidades externas. Se refiere al desarrollo de conexiones robustas entre la escuela, las familias y otras organizaciones de la comunidad, promoviendo así el apego y compromiso con la organización escolar.

Esta aproximación sugiere que el liderazgo en escuelas efectivas requiere articular rutinas y prácticas sistemáticas, promoviendo una cultura centrada en la mejora de la enseñanza. Todo esto, a través de elementos como el uso de datos, el feedback específico y la revisión continua del progreso de estudiantil. De este modo, también estimula a los docentes a posibilidad de conocer y conectarse con el progreso de sus alumnos y alumnas.

 

Artículo traducido y editado por Claudia Llorente y Paulo Volante desde:

Preston, C., Goldring, E., Guthrie, E., Ramsey, R. & Huff, J. (2017) Conceptualizing Essential Components of Effective High Schools, Leadership and Policy in Schools, 16:4, 525-562, DOI: 10.1080/15700763.2016.1205198