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Transformación de la fuerza docente en Estados Unidos

¿Cómo ha cambiado la composición de la fuerza docente? Es una pregunta que sin duda interesa, buscando conocer qué caracteriza a las y los profesores en un determinado lugar y período. En este contexto, un equipo de investigadores liderado desde la Universidad de Pensilvania y conformado por Richard Ingersoll, Elizabeth Merrill, Daniel Stuckey y Gregory Collins, analizó datos de Estados Unidos, a partir de diferentes encuestas. En concreto, el equipo decidió enfocarse en datos del período 1987-2016, encontrando, a grandes rasgos, que el grupo de docentes efectivamente es más grande en magnitud y que se caracteriza por haber envejecido, aunque con un fuerte componente de docentes jóvenes. Además, existen más mujeres, más diversidad en términos étnicos, y se perciben algunas diferencias en las habilidades académicas de las y los docentes, así como en su permanencia en la profesión.

El primer hallazgo es que la fuerza docente efectivamente ha aumentado su tamaño. Si bien tanto estudiantes como docentes han crecido en número, la cantidad de profesores ha comenzado a despegarse a partir de la mitad de la década de los 80’. Algunas explicaciones para este incremento son el aumento en cantidad de escuelas y los cambios en la jornada laboral docente. Por ejemplo, el alza de las horas no lectivas, lo que llevaría a aumentar la cantidad de profesores en el sistema. Una explicación relevante también es la disminución del número de estudiantes por sala de clases en educación primaria, lo que obliga a tener más aulas. Otra explicación es el aumento de docentes de educación especial en el sistema. En cuanto a la distribución de docentes según asignatura, en el nivel de educación secundaria se observaron cambios significativos, con un fuerte aumento de los docentes de lenguaje (crecimiento del 125%), lenguas extranjeras, matemáticas (90% más) y ciencia (94% más), además de los ya mencionados docentes de educación especial. Por el contrario, el crecimiento en el número de docentes de arte, música y educación física ha sido lento.

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Un segundo hallazgo relevante es el aumento de la edad de las y los docentes de Estados Unidos, lo que también conllevaba un alza en la tasa de retiro. Por ejemplo, los datos de la investigación mostraron que en los años 87’-88’, la edad más común de los docentes era 41. En cambio, 20 años más tarde, en los años 2007-2008, esta edad era de 55 años. Esto sin duda preocupa por la posible falta de docentes. Sin embargo, otro dato relevante es que los docentes que salen del sistema en su edad de jubilación sería de apenas un 14% aproximadamente, pues al menos en las asignaturas de ciencias y matemáticas se ha observado que existe una gran cantidad de profesoras y profesores que salen del sistema voluntariamente antes de lo esperado.

El tercer hallazgo a primera vista parece ser contradictorio con el aumento de la edad: si hay más docentes mayores en el sistema, también ha crecido el número de docentes que entran a la profesión. La mayoría de estos son jóvenes, recientemente graduados, pero, sin embargo, un número significativo también son mayores, aunque sin experiencia en la docencia. Por ejemplo, los datos de 2015-2016 indicaron que un 29% de los profesores que entraron al sistema tenían 29 o más años, mientras que cerca de un 19% tenía más de 40 años. Cuando se mira en perspectiva la experiencia docente, los autores reportan que en el mismo período 2015-2016, un cuarto del total de los docentes poseía aproximadamente 20 o más años de experiencia enseñando. Paralelamente, alrededor de 1,6 millones de docentes en el sistema público (es decir, alrededor del 43%), poseía 10 o menos años de experiencia. ¿Qué efectos podría provocar esto? Distinta evidencia ha mostrado que las y los docentes más experimentados poseen mayor impacto positivo en el logro escolar, y además, suelen poseer más estrategias para lidiar con otras situaciones en el aula, como los problemas en la conducta. Por otro lado, los docentes experimentados también pueden otorgar mentoría a aquellos más jóvenes.

Una cuarta tendencia identificada por los autores es que, pese a que la docencia siempre ha sido una profesión ejercida mayoritariamente por mujeres, en la actualidad la proporción es aún mayor. En concreto, mientras en la educación primaria existe poca variación a través del tiempo, en la educación secundaria sí se puede visualizar una mayor proporción de mujeres en relación con décadas pasadas. Esto no quiere decir que los hombres hayan disminuido, sino que su número se ha mantenido estable. Sin embargo, la mayoría de docentes que ingresan al sistema son mujeres. También ha existido una fuerte tendencia al aumento de mujeres en posiciones de liderazgo: por ejemplo, mientras a fines de los 80’ solo un 31% de los directores era mujer, en los años 2015-2016 esta cifra ya llegaba a la mitad del total.

La quinta tendencia es que los docentes son cada vez más diversos étnicamente. Si bien los profesores continúan siendo mayoritariamente blancos, cada vez es mayor el número de minorías. Sin embargo, el número palidece al compararlo con cifras del país: para los años 2015-2016, cerca del 39% de la población total del país pertenecía grupos considerados como minoritarios. En ese mismo período, cerca de la mitad de los estudiantes también pertenecía a estos grupos (51%). En cambio, solo el 19,9% de los docentes podía ser considerado como parte de una minoría étnica. Un dato que preocupa es que este grupo suele desempeñarse en escuelas ubicadas en zonas de alta vulnerabilidad y mostrar una mayor tendencia a dejar la profesión.

La habilidad académica es la sexta tendencia. En Estados Unidos se ha observado que los resultados en los exámenes de ingreso a la universidad de quienes estudian pedagogía suelen encontrarse bajo el promedio. En los últimos 30 años se ha encontrado, además, una disminución en la proporción de hombres que comienzan a enseñar en escuelas públicas y que provienen de las universidades mejor evaluadas. En cambio, en las mujeres no se observa esta tendencia: la tasa de profesoras que provienen de instituciones de educación bien evaluadas se ha mantenido constante. La séptima tendencia es la poca estabilidad de las y los docentes en la profesión, es decir, las altas tasas de profesionales que cambian de establecimiento y que finalmente dejan la profesión. Datos de comienzos de la década de los 2000 ya mostraban que el 40-50% de los docentes que entra a la profesión la deja dentro de los primeros cinco años. También datos de los últimos 20 años han mostrado que una proporción en torno al 10% de los profesores se retira de la profesión o cambia de establecimiento con solo un año de ejercicio profesional. En los años 2011-2012 se consultó sobre las razones que habían llevado a docentes a dejar su escuela luego del primer año (ya sea para irse a otro establecimiento o para dejar la docencia). Un tercio declaró que había sido involuntariamente despedido o transferido, ya sea por razones de presupuesto o de desempeño, otro tercio declaró que las razones familiares o personales jugaron un rol importante en su decisión, y el último tercio mencionó como causa el querer formarse más o desempeñarse en otra área. Estas tendencias sobre el abandono de los establecimientos y de la docencia son especialmente preocupantes, debido a que podrían ser reflejo de problemas en las organizaciones educativas, además de implicar costos para las escuelas y, finalmente, se trata de docentes que abandonan la profesión antes de desarrollar sus habilidades plenamente.

 

Artículo editado y traducido por Claudia Llorente y Paulo Volante desde:

Ingersoll, R. M., Merrill, E., Stuckey, D., & Collins, G. (2018). Seven Trends: The Transformation of the Teaching Force. Updated October 2018. CPRE Research Report# RR 2018-2. Consortium for Policy Research in Education.