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Proyecto colaboración para la mejora pedagógica en Universidad de Vanderbilt

El pasado martes 30 de noviembre, el profesor Paulo Volante de la Facultad de Educación UC presentó resultados del proyecto FONDECYT Nº 1201710, “Prácticas de colaboración entre equipos de liderazgo instruccional para una mejora pedagógica sustentable” a académicos y estudiantes del programa de doctorado en educación del Peabody College de la Universidad de Vanderbilt. En la presentación, el investigador destacó cómo el proyecto ha logrado instalar prácticas sistemáticas y formales de colaboración, a través de la conformación de equipos de liderazgo instruccional integrados por profesores y directivos.

Proyecto destacado 2

La Universidad de Vanderbilt es probablemente una de las instituciones académicas precursoras en desarrollar el estudio del “liderazgo instruccional” a nivel global. Desde inicios de los años 80´, investigadores como Joseph Murphy y Philip Hallinger iniciaron las mediciones nacionales e internacionales sobre el efecto de los directores escolares en la mejora de los aprendizajes y en la calidad de las escuelas. La institución también ha albergado a destacados académicos en el área como, por ejemplo, Andrew Porter, investigador clave en medición escolar en Estados Unidos y precursor del modelo de “core competences” para la gestión curricular; Ellen Goldring, investigadora que ha estudiado diferentes modelos de evaluación directiva y de aprendizaje profesional; y Xiu Cravens, colaboradora en el proyecto Fondecyt mencionado. El equipo del proyecto está, además, conformado por el investigador responsable Paulo Volante y los académicos Magdalena Müller y Álvaro Salinas, todos de la Facultad de Educación UC.

La implementación del proyecto se realizó a partir del año 2020 en escuelas municipales de las comunas de Pozo Almonte, El Bosque y Talca. El foco específico de la intervención fue sistematizar prácticas de colaboración a través del denominado Ciclo de Investigación Colaborativa, el que fue implementado por comunidades de práctica conformadas por directores/as, directivos, docentes de las asignaturas de inglés, matemáticas, y profesionales de los Programas de Integración Escolar (PIE).  Dada la suspensión de clases presenciales, todo el trabajo fue realizado en formato virtual, contando con dos tipos de actividades: sesiones de apoyo a cada escuela, realizadas por el equipo profesional del proyecto (Claudia Llorente, Magíster (c) en Diseño y Análisis de Encuestas Sociales, Christian Lazcano, Doctor (c) en Educación y Pilar Fuentes, Magíster en Educación) y sesiones interescuelas mensuales, las que permitieron visibilizar, modelar y reforzar el trabajo, además de promover la colaboración entre establecimientos.

Proyecto destacado 1

La presentación del profesor Paulo Volante permitió mostrar los avances de implementación y resultados preliminares del proyecto, los cuales han sido evaluados principalmente a través del cuestionario “Teacher Peer Excellence Groups”, diseñado por académicos del Peabody College. Éste evalúa dimensiones como la presencia de prácticas de colaboración con foco instruccional, el compromiso con la práctica desprivatizada (es decir, la disposición a recibir observación y retroalimentación e integrar las propuestas de mejora), la comodidad con la desprivatización y la presencia de liderazgo instruccional. Los datos obtenidos hasta el momento permiten visualizar un avance en las prácticas de colaboración evaluadas por el cuestionario, entre los años 2020 y 2021; es decir, tras 18 meses de implementación. Si bien existen diferencias entre escuelas y entre comunas, es posible establecer que el tamaño del efecto del proyecto sobre las prácticas de colaboración reportadas es del orden de d=0,3, magnitud que podría ser calificada como de nivel medio. Otra de las dimensiones que más varían es la percepción que los docentes poseen sobre el liderazgo instruccional de sus directores, lo que es coherente con la implementación misma, ya que directores y directivos son quienes suelen proveer guía en términos pedagógicos, pero además son quienes facilitan las condiciones para la colaboración (por ejemplo, a través de fijar horarios protegidos y despejar la agenda). Respecto al compromiso con la práctica desprivatizada, es posible obtener resultados positivos que podrían ser atribuibles a la acción deliberada por mantenerse en el proyecto, más allá de las intenciones declaradas. La comodidad con la práctica desprivatizada también fue al alza, lo que se explicaría por la continua actividad de compartir materiales y registros de observación, además de opiniones y críticas constructivas. También fue evaluado otro constructo clave: la confianza, medida con el instrumento creado por la investigadora Megan Tschannen-Moran, la cual se relaciona con las capacidades para compartir y mostrarse vulnerable a la crítica. El tamaño del efecto arrojado en esta variable fue de d=0,3.

Finalmente, otro hallazgo notable del proyecto es que los docentes pertenecientes a una de las comunas reportaron mejores percepciones de las distintas variables. Esto es coherente con lo observado en la comuna, la que efectivamente posee un mayor alineamiento a nivel de sostenedores (municipio), equipos directivos y docentes, lo que hace pensar que la colaboración no solo requiere de espacios formales y sistemáticos al interior de los establecimientos, sino que, también, supone condiciones a nivel de las autoridades locales. En otras palabras, cuando existen condiciones facilitadoras a nivel del sistema, es posible esperar cambios más acelerados o pronunciados en las prácticas de colaboración para la mejora pedagógica.