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Efecto directivo en las escuelas, en la enseñanza y en logros de aprendizaje

A lo largo de las dos últimas décadas, el panorama de la política y la investigación educativa ha experimentado grandes cambios. Incrementos en la rendición de cuentas, más sistemas de evaluación docente y más atención a la equidad, entre otros cambios, han modificado las expectativas sobre lo que las y los líderes deben conocer, sobre sus prácticas y sobre los resultados que persiguen. En la investigación en liderazgo, nuevos datos y avances metodológicos han abierto posibilidades para entender lo que los líderes saben y hacen.

El reporte encargado por la Wallace Foundation y realizado por Jason Grissom (Universidad de Vanderbilt), Anna Egalite (North Carolina State University) y Constance Lindsay (University of North Carolina at Chapel Hill), resume qué es lo que han aprendido los investigadores sobre el vínculo entre el liderazgo escolar y el logro estudiantil, y sobre otros logros, a partir de datos obtenidos en Estados Unidos desde el año 2000. Ya en 2004, en un famoso informe de la Wallace Foundation, Leithwood y su equipo establecieron que el liderazgo es la segunda influencia escolar -en términos de magnitud- sobre el aprendizaje de los estudiantes, ubicada solo por detrás de la enseñanza en el aula. Si bien esta afirmación ha sido clave para la investigación en liderazgo y ha servido para comprender la importancia que poseen las y los directivos, el reporte que analizamos en esta ocasión busca revisar y ampliar esas conclusiones iniciales, con el fin de entregar nuevos datos relevantes para la práctica, las políticas y la investigación en liderazgo escolar. Para ello, el equipo se realizó tres preguntas centrales: ¿Quiénes son las y los directores del sistema público de Estados Unidos, y cómo han cambiado sus características en las últimas dos décadas? (2) ¿Cuánto contribuyen los directores al logro escolar, así como a otros resultados de la escuela? y (3), ¿Cuáles son las características, habilidades y conductas de las y los directores efectivos?

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Para responder a la primera pregunta, es necesario indagar en el cambiante escenario de las y los directores en las últimas décadas, y profundizar en las políticas educativas que han modificado el rol de los liderazgos. Luego, se analizaron datos representativos a nivel nacional de Estados Unidos, desde el año 1987-88 en adelante. Se documentaron tres cambios centrales: en primer lugar, que cada vez más mujeres asumen el cargo de directoras. En segundo lugar, que el grado de experiencia promedio de las y los directores ha caído, especialmente en las escuelas con más necesidades. Y en tercer lugar, que pese a los grandes cambios en la composición étnica de los estudiantes del país, este ámbito ha variado muy poco en el grupo de directores, lo que implica que se ha creado una brecha en entre los cuerpos directivos y los estudiantes a los que atienden.

Las respuestas a la segunda y a la tercera pregunta fueron obtenidas en base a una revisión sistemática de estudios que vinculan el liderazgo con logros de docentes y estudiantes. En total, se analizaron 219 publicaciones, seleccionadas utilizando distintos criterios de calidad y relevancia. Lo que se encontró es que el liderazgo escolar es clave en una serie de resultados, incluyendo el logro de estudiantes (medido por evaluaciones estandarizadas), pero establecer la magnitud de su impacto requiere de un análisis cuidadoso. Para cuantificar este y otros resultados, los autores revisaron un subset de seis investigaciones que utilizaron metodología de panel (es decir, un tipo de estudio longitudinal que evalúa al mismo grupo de personas -en este caso, directores y escuelas- a través del tiempo, lo que permite inferir causalidad). Lo que se encontró es que un incremento de una desviación estándar en la efectividad de las y los directores, aumentaría en 0,13 desviaciones estándar el rendimiento de sus estudiantes en matemáticas y en 0,09 desviaciones estándar el rendimiento en lenguaje. Para comprender este resultado con un ejemplo real, si en una escuela con un director de rendimiento bajo (por ejemplo, en el percentil 25 de efectividad), este fuera reemplazado por un director sobre el promedio (en el percentil 75), los estudiantes ganarían 2,9 meses de aprendizaje en matemática y 2,7 meses de aprendizaje en lenguaje cada año. De acuerdo a una investigación reciente, en matemáticas, la magnitud de este efecto es mayor que el de más de 2/3 de las intervenciones posibles, y en lenguaje, sería mayor que el de aproximadamente la mitad de las intervenciones.

Para poner esos impactos en contexto, es posible compararlos con estimaciones del efecto docente. Estas muestran que el impacto de tener un director efectivo sobre el logro escolar es casi tan grande como el efecto de tener un docente igualmente efectivo. Sin embargo, el efecto de ambos no es igual, dado que el impacto de las y los directores sobre los estudiantes viene primordialmente desde su forma de reclutar, retener, desarrollar y motivar a los docentes, creando condiciones apropiadas para la enseñanza y el aprendizaje. En términos numéricos, un director puede afectar a los más de 400 estudiantes que componen a una escuela primaria promedio en Estados Unidos, mientras que un docente solo afectará a los aproximadamente 20 estudiantes de su sala de clases. En este contexto, es posible concluir que la afirmación de Leithwood, que ubica al liderazgo escolar como una de las influencias que más contribuyen al aprendizaje de los estudiantes se mantiene. Una salvedad de estas conclusiones es que están basadas en solo seis estudios, conducidos en pocos distritos, lo que podría no ser representativo. Por ello, es necesario replicar estos hallazgos en distintos niveles escolares y contextos, lo que permitirá investigar las condiciones bajo las que los efectos de las y los directivos son mayores o menores.

Quién es el director de una escuela es importante para otros resultados más allá del logro académico. Por ejemplo, estudios muestran que algunos directores son más efectivos que otros en reducir el ausentismo y la deserción. Algunos tienen más éxito en retener a sus docentes. Más aún, se encontró que las evaluaciones de supervisores y docentes sobre la efectividad de las prácticas de sus directores pueden predecir el aumento del rendimiento de los estudiantes y otros resultados. Este hallazgo sugiere que el impacto de un director eficaz puede vincularse a conductas observables.

Todas estas observaciones motivan a investigar qué es lo que moviliza el impacto de las y los directores en sus escuelas. Desde el amplio y diverso cuerpo de investigación que se sintetizó, el que incluye estudios cuantitativos y cualitativos, se logra identificar 3 dominios de habilidades y de experticia -superpuestos-, necesarios para que un director/a sea exitoso: enseñanza, personas y la organización. A continuación se describe cómo esas habilidades y experticias se manifiestan en cuatro tipos de conductas que la investigación sugiere que producen logros positivos:

    • Comprometerse en interacciones con los docentes que se enfoquen en su enseñanza: por ejemplo, el coaching instruccional, la evaluación docente y la generación de un programa de enseñanza basado en datos que promueva estas interacciones.
    • Construir un clima escolar productivo: con prácticas que promueven un ambiente escolar caracterizado por la confianza, eficacia, trabajo en equipo, compromiso con los datos, aprendizaje organizacional y mejora continua.
    • Facilitar la colaboración productiva y las comunidades profesionales de aprendizaje: estrategias que promuevan el trabajo conjunto de las y los docentes, con sistemas de apoyo para mejorar su práctica y potenciar el aprendizaje de los estudiantes.
    • Gestionar estratégicamente al personal y los recursos: mantener procesos que permitan asignar estratégicamente a las personas y otros recursos.

Desde una perspectiva de la equidad, los autores encontraron que los directores pueden tener importantes impactos en grupos clave, como en estudiantes de bajos recursos o pertenecientes a minorías étnicas. Estos impactos pueden ocurrir de forma directa (por ejemplo, a través de la gestión de acciones disciplinarias), o indirecta (por ejemplo, trabajando con profesores para implementar prácticas culturalmente responsivas, reclutando más docentes étnicamente diversos). Por su parte, los directores pertenecientes a minorías étnicas son actores clave en este tema, pues pueden tener impactos positivos tanto en sus estudiantes como en docentes.

Un hallazgo adicional es que la rotación de directores tiende a afectar negativamente no solo en el logro escolar, sino también en otros aspectos, tales como la retención docente y el clima escolar. La rotación directiva es mayor en escuelas con grandes proporciones de estudiantes en situación de vulnerabilidad o con bajos resultados, por lo que podría pensarse que la rotación refuerza las inequidades que existen previamente.

De esta forma, los resultados del informe refuerzan la importancia de la influencia directiva, sugiriendo la necesidad de prestar aún más atención a las estrategias para formar, seleccionar, preparar y apoyar a líderes efectivos. Las ganancias de un buen liderazgo parecen ser grandes para el aprendizaje de las y los estudiantes y para otras variables importantes, tales como la asistencia escolar y la retención docente. Los autores sugieren enfocar el desarrollo docente hacia actividades con altos impactos, tales como las interacciones entre docentes y directivos enfocadas en el aprendizaje, el construir relaciones fuertes de colaboración y la gestión estratégica de personas. Además, el informe sugiere a las y los líderes reorientar su trabajo hacia una educación equitativa, que priorice las necesidades de estudiantes diversos.

 

Artículo traducido y editado por Claudia Llorente y Paulo Volante desde:

Grissom, Jason A., Anna J. Egalite, and Constance A. Lindsay. 2021. “How Principals Affect Students and Schools: A Systematic Synthesis of Two Decades of Research.” New York: The Wallace Foundation. Disponible en http://www.wallacefoundation.org/principalsynthesis