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Observar para mejorar

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La evidencia en torno a la importancia de retroalimentar la práctica para mejorar el desempeño de los profesores es cada vez más contundente. Sin embargo, la retroalimentación que contribuye a mejorar el desempeño tiene características particulares. No cualquier retroalimentación sirve para mejorar.

La evidencia en torno a la importancia de retroalimentar la práctica para mejorar el desempeño de los profesores es cada vez más contundente. Sin embargo, la retroalimentación que contribuye a mejorar el desempeño tiene características particulares. No cualquier retroalimentación sirve para mejorar. En un estudio reciente de investigadores de la Universidad de Stanford que hicieron un seguimiento a un grupo de 100 directores por tres años, se plantea que estrategias como el coaching, la evaluación y el monitoreo de la implementación del programa escolar impactarían en los aprendizajes de los estudiantes. Sin embargo, las observaciones no sistemáticas y sin objetivos claros tendrían un efecto negativo sobre los resultados.

Si bien hay cada vez más equipos directivos que se han tomado en serio el implementar sistemas de acompañamiento, también hay profesores que son observados con fines de evaluación docente un máximo de dos veces al año y no reciben una retroalimentación que les permita mejorar su práctica.

En una encuesta aplicada a 150 docentes en Chile, se detectó que al menos una vez al año los profesores reciben visitas de observación en su sala de clases. Sin embargo, no más de un tercio de ellos recibe retroalimentación, y aquellos que la reciben, consideran que no les aporta en mejorar su práctica. En nuestro país, la tensión entre observar para evaluar y para retroalimentar es un punto crítico en los equipos directivos, ya que ambas funciones, en general, se dan en forma integrada. Es decir, observamos para evaluar cuán cerca o cuán lejos estamos de las interacciones pedagógicas que deseamos ver en nuestras salas, pero también para ayudar a que los profesores y sus estudiantes tengan oportunidades de mejorar sus prácticas.

Dado que el realizar observaciones sistemáticas demanda una gran cantidad de tiempo, existen diversas alternativas para asegurar que sea un proceso efectivo. Una de ellas es distribuir tareas a través de equipos de observación, por ejemplo, por nivel o por asignatura. Otra posibilidad es que los profesores registren sus clases en video y compartan segmentos seleccionados en función de un foco en particular con sus equipos de trabajo. Sin duda esto demanda tiempo, pero promueve el aprendizaje de los profesores y su desarrollo profesional.

Cualquiera sea la organización establecida para el acompañamiento pedagógico, puede ser útil para el equipo que las realice el contar con algunas claves para una retroalimentación efectiva. Esta debe ser: (1) Orientada a una meta, para lograr una retroalimentación que ayude a mejorar, la persona observada debe tener una meta y estar emprendiendo acciones para alcanzarla. La información se convierte en retroalimentación sí y solo sí estoy tratando de lograr algo, y la información me orienta respecto de si estoy en buen camino o necesito cambiar de estrategia. 2) Explícita, la retroalimentación debe proporcionar evidencias concretas y claras respecto de cuán cerca o cuán lejos estoy de alcanzar un determinado desempeño. 3) Aplicable, una buena retroalimentación es concreta, específica y útil. Permite dilucidar lo que específicamente se tiene que hacer o dejar de hacer para mejorar el desempeño en el futuro. 4) Focalizada tanto en la persona como en los aspectos claves a mejorar. Esto implica poner atención en que le haga sentido al que la recibe y concentrarse en uno o dos aspectos claves en vez de agobiarlo con todas las dimensiones a mejorar de una vez. 5) A tiempo, en la mayoría de los casos, cuanto antes se realiza la retroalimentación, mejor. Sin embargo, a tiempo no necesariamente significa de inmediato, ya que hay que prepararla. Lo importante es que cada vez que se planifique una observación de acompañamiento también se agende la reunión de retroalimentación. 6) Continua, el ajustar los desempeños para alcanzar de mejor manera una meta requiere de tiempo. Cuanta más retroalimentación reciba durante mi desempeño, mejor lo puedo llegar a hacer. 7) Consistente, esto implica que la información que se comparte sea estable, precisa y confiable.

Estas características se dan en forma interrelacionada, y consideradas en conjunto aumentan las posibilidades de dar retroalimentaciones de calidad. Dada la importancia que tiene la retroalimentación en los procesos de aprendizaje individual y colectivo, es indispensable que los equipos de liderazgo instruccional generen las condiciones para asegurar procesos de retroalimentación que mejoren los aprendizajes.

 

"Esta información fue publicada originalmente en el diario La Tercera el día 04 de Mayo de 2014, en el marco del Diplomado en Gestión Directiva de Organizaciones Escolares, VI versión, organizado en conjunto entre la Pontificia Universidad Católica de Chile, la Universidad de Pensilvania y La Tercera".

Para leer el artículo publicado en La Tercera, pinche el siguiente link: Observar para Mejorar