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Liderazgo en la Comunidad Profesional de Aprendizaje

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En su Proyecto de Magíster en Educación, Fernando Araya analiza un departamento de asignatura, como un estudio de casos, con el objetivo principal de verificar si los roles y funciones del jefe de departamento están establecidos en virtud de los objetivos y/o metas que tiene una unidad educativa –es decir – enmarcados en la obtención e incremento de los aprendizajes. Para ello, se analizó las tareas pedagógicas explicitadas en el PEI y dicha información, se cotejó con la entrevista a la Jefe de la Unidad Técnico-Pedagógica y con las encuestas realizadas a los jefes de departamento de asignatura, con el fin de conocer la visión de cada uno de ellos, en torno a dichos roles y funciones.

La temática fue abordada, desde dos fuentes bibliográficas: las legales (Estatuto Docente – Manual de convivencia escolar y reglamento interno, etc.) y las teóricas o de publicaciones e investigaciones nacionales e internacionales. La lectura y análisis de ellas, nos posibilitó adherirnos a lo manifestado en el informe McKinsey (2009-2010). El cual afirma, que las intervenciones -en el área pedagógica- deberían permitir la reformulación de los llamados focos de cambio: estructura, recursos y procesos.

Ahora bien, los procesos pedagógicos son un importante foco de atención, continuidad y cambios, al interior de cada establecimiento educativo. Es lo que se ha denominado modificación positiva y que se lleva a cabo, a través de la alineación pedagógica de las macro y micro estructuras organizacionales que una escuela tiene. Y que –además- se optimiza, incrementando las interrelaciones, como también la cooperación de los agentes educativos en pos de lograr una meta común, que obviamente desemboca en el incremento de los aprendizajes.

Sabido es, que los agentes educativos son los gestores de la acción pedagógica directa, como también del proceso de enseñanza aprendizaje. Ellos, con su liderazgo provocan la reducción de los procesos de obsolescencia, rutinización y cultura burocrática transformando así, a la agrupación de agentes educativos, en una comunidad profesional de aprendizaje efectivo.

Establecida la base cognitiva, integrando a ella, la triada Mckinsey (2009-2010), el camino de construcción de esta investigación continúa con la reformulación de los departamentos de asignatura en una comunidad profesional de aprendizaje (Sergiovani 1994; Alcalay 2006; Bolívar 2010). Esto es, una modificación de la estructura que se ha definido como un conjunto de profesores que liderados por un jefe de departamento desarrolla y proyecta el proceso de enseñanza y aprendizaje, a través de una acción concertada y colaborativa. Cada una de estas unidades operativas, requiere tener un líder empoderado y alineado a través del liderazgo distribuido. El cual asume el rol de un middle leadership. Acción que se conceptualiza como la influencia que ejerce este agente educativo en la acción realizada por los profesores de esa comunidad, esto dice relación con la consecución de la meta común para los estudiantes y que desde los estamentos superior será una modificación en el Recurso Humano. Lo anteriormente mencionado, conduce a la formación de un equipo autónomo y colaborativo que intervendrá directamente en el proceso de enseñanza y aprendizaje (modificación del proceso) y permitirá el incremento de los logros académicos y la visibilización de la calidad educativa de cualquier establecimiento educacional.

El rol y las funciones que tiene un jefe de departamento se concretan de manera manifiesta, a través del flujo de acciones técnico-pedagógicas. Este estudio encontró, -a través de los siguientes ejes de análisis: función, técnico-pedagógico, comunicación y control- que la mayor parte de la comunicación es administrativa y no técnico pedagógica; que no existen protocolos de acción para resolver las problemáticas emergentes; que no existe una distribución del liderazgo, por lo tanto, no se hace evidente la influencia del jefe de departamento y a ello se suma que tampoco se aprecia autonomía en sus decisiones. Si hubiera liderazgo y autonomía, él junto al cuerpo docente de su departamento determinarían las acciones pedagógicas , es muy probable, que los resultados, en los discentes, se verían incrementados, debido a la cercanía que los profesores tienen con ellos, a que conocen el proceso de enseñanza y aprendizaje y porque la literatura establece que los cambios educacionales parten en el aula, en la correcta interacción entre docentes y discentes que orientados y supervisados por el jefe de departamento y en una comunidad profesional de aprendizaje democrática influye y acuerda las mejores decisiones para el accionar pedagógico de los educadores.

Los resultados obtenidos tienden a proponer las siguientes modificaciones:

    • Explicitar y alinear pedagógicamente las funciones del Jefe de Departamento.
    • Flexibilizar la activación de programas de estudio.
    • Unificar criterios en el uso de material didácticos, métodos y técnicas, evaluación y tecnología.
    • Conversión de los Departamentos en Comunidades profesional de aprendizaje
    • Integración de las actividades extraescolares, preuniversitario y otras a la planificación anual de los Departamentos.
    • Usar la transdisciplinaridad entre las asignaturas
    • Establecimiento de Protocolos de acción en torno al rendimiento, problemas y proyecciones de los departamentos.
    • Optimizar el uso de las Tic’s
    • Establecimiento de un circuito de control para el proceso técnico pedagógico.