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Alineamiento: todos preocupados de lo importante

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En el contexto del primer curso del Diplomado en Gestión Directiva de Organizaciones Escolares, que lleva a cabo su octava versión este año 2016, compartimos la charla inaugural del profesor Patricio Donoso (Ver imagen), Pro-Rector de Gestión Institucional de la Pontificia Universidad Católica de Chile y profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas, quien comparte algunas de sus reflexiones sobre estrategia y gestión escolar.

En primer lugar, el profesor Donoso discute el significado del concepto de estrategia: esta se refiere a cómo se orientan los esfuerzos, acciones e inversiones para definir y cumplir con un propósito y buscar un “sueño” o futuro deseado.

Los líderes pertenecientes a distintos tipos de organización se enfrentan a un dilema básico: dar respuesta al propósito central de su organización, atendiendo a las demandas de sus contribuyentes y audiencias. Si bien la estrategia puede ser concebida como las acciones que se llevan a cabo para dar cumplimiento al “sueño” que se quiere alcanzar, al mismo tiempo debe ser coherente con las capacidades de la organización. Entonces, a la hora de formular la estrategia será necesario analizar las aspiraciones de la organización, revisando cuáles son aquellos aspectos que requieren ser transformados y modificados en forma sustentable. Estas aspiraciones van a ser mejor entendidas en la medida que existan datos que permitan dar mayor profundidad al conocimiento sobre el momento actual, tanto en sus elementos positivos como aquellos a mejorar. Para ello será clave conocer las cifras y principales aspectos de la organización: a qué se aspira, cuáles son los focos de preocupación y en dónde estamos respecto el futuro deseado. Datos y cifras en al menos una perspectiva de los últimos cinco años, de manera de dar un fundamento claro a las decisiones que se tomen posteriormente.

Una vez que la estrategia ha sido formulada, indicando cuáles son los principales caminos a seguir para alcanzar el sueño, ha de ser soportada de una manera concreta y operacional en cinco elementos clave: el gobierno, el liderazgo, el alineamiento, los proyectos prioritarios y el constante seguimiento. El gobierno alude a la forma de coordinar, distribuir y decidir de manera coherente y consistente con los objetivos estratégicos. No debe confundirse con la administración, pues son elementos distintos. El liderazgo supone que exista al menos una persona totalmente comprometida con la estrategia de la organización y que sea capaz de comunicarla, compartirla e involucrar a otros en ella. Se espera que este líder sea reconocido como tal dentro de la organización. El alineamiento se produce, en términos simples, cuando todos están preocupados de lo importante, es decir, aquello que ha sido definido como estratégico. Lo más relevante es que exista claridad dentro de la organización para delimitar qué es aquello consignado como importante. Si esto se logra, y si además se comunica a la organización, logrando alinear a todos sus miembros bajo este propósito, ya está asegurada una parte del éxito en el cumplimiento de las metas.

Los proyectos prioritarios aluden a las iniciativas que es clave realizar para cumplir con los propósitos definidos previamente. Para ello, es importante establecer parámetros de calidad y profundidad en la ejecución. Finalmente, el seguimiento y monitoreo aluden a la preocupación por avanzar correctamente en la dirección que ha sido definida. Por lo general, la tendencia en las organizaciones es a realizar grandes esfuerzos al diseñar e implementar iniciativas, pero sin realizar una revisión posterior de lo que se ha ejecutado y alcanzado. Esto implica que si hay un problema o dificultad, se tiende a comenzar desde cero, sin considerar la experiencia previa ni las capacidades que ya se han construido. Esto no solo desgasta a los equipos, sino que aumenta las probabilidades de cometer errores similares.

Como se dijo, la estrategia aumenta considerablemente su probabilidad de éxito cuando todos quienes forman parte de la organización están alineados. Esta no es una tarea fácil. Requiere tiempo, cuidado y concentración para transmitir aquellos elementos que son clave y para motivar en torno a ellos. Esto contrasta dramáticamente con los datos mostrados por el experto Stephen Covey (2007): quien afirma que solo un 37% de las personas que traban en una organización tiene claridad sobre lo que esta quiere lograr y por qué. Solo un 20% estará entusiasmado con las metas de la organización y también un 20% conoce la relación entre sus propias metas, las de su área y las de la organización en general. Por último, apenas un 15% piensa que la organización lo prepara y lo empodera adecuadamente para alcanzar las metas.

En vista de lo anterior, es clave que al interior de la organización se cumplan tres elementos: que todos conozcan los fines y metas, que puedan saber cuál es la estrategia, y que todos estén “embarcados” en estos propósitos. En el caso de la organización escolar, implica alinear motivaciones, prácticas y condiciones laborales hacia el núcleo de la organización educativa: la enseñanza y el aprendizaje, principalmente de los estudiantes, pero también del equipo de profesores y profesionales que constituyen la escuela. Sin duda es una tarea que requiere gran esfuerzo y un tiempo especialmente destinado a ello, entre la gran cantidad de tareas a realizar dentro de una organización escolar, pero cabe preguntarse: ¿si que es que no existe el tiempo para hacerlo, como se logra alinear a los equipos en torno a los sueños y estrategias declaradas? ¿Cuál es el riesgo de seguir ejecutando acciones cuando no existe un alineamiento básico en el equipo en torno a los propósitos, metas y estrategias?