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Mejorar las capacidades docentes

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En la presente edición del Boletín de Liderazgo Escolar nos centramos en el artículo recientemente publicado por Pam Grossman, decana de la Facultad de Educación de la Universidad de Pensilvania (ver imagen) y próxima invitada a las VI Jornadas Interamericanas de Dirección y Liderazgo Escolar, quien, junto a Susanna Loeb, académica de la Universidad de Stanford, realizan un análisis sobre las políticas norteamericanas dirigidas a mejorar el impacto de los profesores al interior de las organizaciones escolares.

De acuerdo a Grossman y Loeb, los profesores son uno de los recursos más valiosos para mejorar el aprendizaje de los estudiantes. Son los adultos que más interactúan con los estudiantes, y diariamente confiamos en ellos para poner en práctica el curriculum y la instrucción. La evidencia de la investigación es clara al señalar que los profesores tienen efectos a largo plazo en el bienestar posterior de los estudiantes, incluyendo su logro académico, cuán lejos llegan en su formación, e incluso sus salarios una vez que comienzan su vida laboral. Por ejemplo, un estudio encontró que los estudiantes que tuvieron a profesores particularmente efectivos durante un solo año tuvieron más disposición para asistir a la universidad, tuvieron salarios más altos y fueron menos propensos a convertirse en padres adolescentes.

Para que los estudiantes puedan beneficiarse de los buenos profesores, los sistemas escolares deben reclutar, preparar, mejorar y retener a profesores excelentes, y distribuirlos de manera equitativa a lo largo de las escuelas y las comunidades. Actualmente enfrentamos desafíos en todas estas áreas. Estos desafíos se acrecientan cuando nos referimos a los profesores de determinadas asignaturas: matemática, ciencia, educación especial e inglés como segunda lengua, y a profesores que trabajan en escuelas en contextos de alta vulnerabilidad. Un estudio citado por las autoras, muestra que las escuelas recibieron tres veces más postulantes para ocupar cargos como profesores de educación primaria que de educación secundaria, y asimismo, más del doble de postulaciones en áreas de historia que de matemáticas o ciencias. Asimismo, un reporte del gobierno de Estados Unidos mostró que las tasas de rotación en escuelas en sectores vulnerables tendían a ser notablemente más altas que las escuelas en sectores menos desfavorecidos.

En Estados Unidos, las políticas federales han desarrollados distintas iniciativas para afrontar la cuestión de la calidad docente: por ejemplo, una disposición llamada High Qualified Teacher (Profesor altamente calificado), perteneciente al programa No Child Left Behind estableció requisitos mínimos para cualquier persona que quisiera ejercer la docencia a nivel escolar, creando un estándar base. Posteriormente, el programa Every Student Succeeds Act (ESSA), no solo disminuyó las exigencias a los profesores, sino que también cuestionó la asignación de fondos para la evaluación de estos.

 

Recomendaciones

Ante esta situación, las autoras creen que es posible incrementar la efectividad docente poniendo foco en el reclutamiento, preparación, mejora, mantención y distribución de los buenos profesores. En ese sentido, creen que una de las misiones de los gobiernos federales en cuanto a políticas educativas es la creación de capacidades y la construcción de conocimiento. Los gobierno federales construyen capacidades en educación a través del financiamiento directo de programas específicos, a través del establecimiento de requisitos mínimos y de incentivos a programas que desarrollen la innovación. Mientras el objetivo de las políticas debería mejorar los procesos de reclutamiento, preparación, desarrollo, retención y distribución de los profesores, las políticas no alcanzan a abordar todas esas áreas. Se requiere una agenda bien coordinada y dirigida específicamente a la construcción de capacidades en profesores. Las recomendaciones entonces son:

  1. Incentivar el uso de sistemas para desarrollar el talento de los profesores: es clave dar apoyo a los programas que desarrollen las capacidades docentes en un sentido amplio. El propósito es generar sistemas que recolecten información consistente y validada sobre el desempeño de los docentes, que permita, por un lado, entregarles un feedback relevante y de manera regular, y por otro, tomar decisiones informadas sobre quién necesita más apoyo, a quién se debe promover en su cargo, y cómo direccionar los esfuerzos para retener a los profesores.
  2. Crear y mantener incentivos al entrar en escuelas en entornos vulnerables o en asignaturas prioritarias: La disponibilidad de profesores depende en parte del atractivo que pueda ofrecer realizar una carrera docente. Una investigación en Estados Unidos demostró cómo el interés por enseñar aumenta cuando los salarios son mayores. En ese sentido, las políticas juegan un factor determinante en este punto.
  3. Aplicar bonos de retención o aumentos salariales para los profesores más efectivos dentro de las escuelas en entornos mas vulnerables: se sabe que es difícil atraer buenos profesores a escuelas situadas en contextos difíciles. Por ello, se hace importante bonificar a los docentes destacados no solo que ingresen, sino que permanezcan en este tipo de escuelas.
  4. Invertir en el desarrollo de nuevas formas de medir las competencias y en nuevo conocimiento sobre el uso efectivo en los sistemas de gestión del talento: La calidad educativa obedece a la calidad de los recursos humanos presentes dentro de las escuelas. En ese sentido, es clave realizar un buen trabajo para identificar a buenos profesores, buenos directivos y a los profesionales que serán críticos dentro del establecimiento.
  5. Invertir en investigación que genere nueva evidencia sobre lo que significa una buena formación docente: Aunque se cuenta con evidencia sobre cómo reclutar, apoyar y mantener a los profesores en las escuelas, la investigación sobre cómo preparar a los profesores antes de que lleguen a las salas de clases es menos sustantiva. Se sabe que contar con prácticas profesionales de calidad (por ejemplo que se lleven a cabo en escuelas altamente efectivas) e incluir supervisión y feedback regular hace la diferencia en cuanto a la formación.
  6. Promover la carrera docente: Para atraer a nuevos y buenos profesores a las escuelas es necesario mostrar la importancia y la satisfacción de la carrera docente. Es importante que las personas puedan reconocer la real contribución de los profesores, así como también cuáles son los lados más positivos de la profesión.

Como conclusión, los profesores son el recurso más importante al mejorar las oportunidades educativas de los estudiantes. En ese sentido, las autoras consideran importante seguir las recomendaciones planteadas, generando sistemas alineados en el reclutamiento, preparación, desarrollo y retención de docentes, particularmente en las escuelas que podrían beneficiarse más con estas mejoras.

 

Artículo traducido y editado por Claudia Llorente y Paulo Volante desde:

Grossman, P., & Loeb, S. (2016). Improving the teacher workforce. In M. Hansen & J. Valant (Eds.), Memos to the President on the Future of U.S. Education Policy. Washington, DC: Brookings Institution.