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Educación integral: 130 años de tradición en Colegio San Ignacio de Concepción

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Uno de los principales desafíos que enfrentan las instituciones educativas, sobre todo aquellas con enfoque religioso es la pregunta sobre cómo integrar el aspecto académico y el formativo en la educación de los estudiantes. No existe una respuesta única, y esta está mediada por elementos como el contexto de las organizaciones, o por las creencias que están a la base de los proyectos educativos. En esta ocasión, conocemos la experiencia del Colegio San Ignacio de Concepción para dar respuesta a este dilema, a través de dos de sus representantes, el Padre José Ignacio Baeza SJ, Director de Formación Pastoral del Colegio y el Padre Alejandro Longueira SJ, Capellán General.

El Colegio San Ignacio de Concepción, perteneciente a la Compañía de Jesús, es una institución que este año cumple 130 años de historia. Actualmente cuenta con alrededor de 1800 estudiantes desde pre-kínder a 4º medio, atendiendo a una población diversa. En su trayectoria, ha pasado de ser una escuela básica a atender a todos los niveles educativos, aumentando significativamente su cantidad de estudiantes.

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Con respecto a la aparente dicotomía, el Padre José Ignacio Baeza comenta que uno de los puntos esenciales es tener la convicción de que están formando personas, y que estas “requieren abordar en su desarrollo distintas dimensiones que no son solo cognitivas, sino que también son espirituales y afectivas. Por ello, un desafío para los colegios es ser capaces, dentro de sus posibilidades y límites, de abordar curricularmente estas áreas de desarrollo”. Agrega que “creemos que la columna de la experiencia la dan los conocimientos, pero estos no pueden estar solos ni abstraídos de la persona, de su realidad y contexto, y por esto en los últimos años se ha planteado la necesidad de apuntar hacia un desarrollo integral”.

Concretamente, al momento de abordarlo en el Colegio, enfatiza que “es necesario tomar decisiones institucionales, curriculares y de gestión de personas: hay que trabajar en el desarrollo de equipos de trabajo. Es necesario tener no solo un buen equipo académico, sino también buenos equipos de orientación, que estén articulados con buenos equipos de convivencia. Pero esa es una decisión institucional: es necesario destinar recursos, personas y horas de trabajo para que eso suceda”. El Padre Alejandro Longueira explica que en general en los colegios de la Compañía de Jesús existen equipos conformados por el director de ciclo, un psicopedagogo(a) y un psicólogo(a) más una persona del área pastoral: así, “los equipos se conforman desde las dos vertientes: la formación integral y académica. A la hora de planificar, incluso aquellos aspectos de la formación humana y espiritual, siempre están bajo la cabeza del Director Académico.”

También mencionan el trabajo transversal del área de Orientación, que vela por el desarrollo psicoafectivo de los estudiantes. Si bien es un área que depende de la Dirección de Formación Pastoral, se espera un trabajo cada vez más en paralelo a la labor realizada desde otras asignaturas.

Con respecto al trabajo con los profesores, el Padre Alejandro comenta que “en el colegio hay preocupación por el personal y mucha formación para los profesores, y creemos que eso va creando identidad. No se trata solamente de trabajo, sino también de una institución que los compromete en torno a un proyecto”.

Finalmente, el Padre José Ignacio reflexiona mirando hacia el futuro: “yo sueño con que cualquier experiencia que se trabaje originalmente desde el área pastoral, formativa o de orientación pueda ser acogida por los distintos departamentos académicos. Que se aborden, preparen y evalúen desde las distintas áreas”. Comenta que una aspiración para concretar esta posibilidad es la de la implementación de un modelo como el de Aprendizaje Basado en Proyectos.