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Eficacia colectiva y logro estudiantil

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Sabemos que no es posible entender el liderazgo como una función de los individuos de forma aislada a su entorno. Liderar siempre tiene que ver con un proceso de influencia: poder orientar a personas hacia un determinado objetivo. Lo mismo sucede con el liderazgo instruccional: no es posible comprender un líder bajo un funcionamiento únicamente individual. Por ello, para entenderlo a cabalidad, es necesario hacerlo bajo un enfoque organizacional, en el que se generan condiciones y se estimula la acción de otros en las instituciones escolares, de modo de maximizar el aprendizaje de los estudiantes.

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De este modo, se puede entender que la ocurrencia de fenómenos colectivos es un requisito para que el liderazgo instruccional pueda relacionarse con los resultados de aprendizaje. En este sentido, un elemento importante a entender es el de la eficacia colectiva: es decir la creencia de un determinado grupo con respecto a su capacidad de resolver tareas que les son propias de su labor. El concepto, definido inicialmente por Bandura, alude a la “creencia compartida de un grupo en las capacidades conjuntas para organizar y ejecutar los cursos de acción requeridos para producir determinados niveles de logro”. Específicamente, en el caso de las organizaciones escolares, la eficacia colectiva de los profesores tiene que ver con la propia creencia en la capacidad de ejercer una influencia positiva en el aprendizaje de los estudiantes. A comienzos de la década de los 2000, distintas investigaciones llevadas a cabo por Goddard, Tschannen-Moran y Hoy confirmaron la importancia de esta variable, reportando su impacto en el logro académico de los estudiantes en distintos tipos de escuelas.

La “eficacia colectiva” difiere de la autoeficacia, concepto también desarrollado por Bandura, elque hace referencia a la percepción que un individuo tiene sobre sí mismo en relación al logro de una tarea en particular. En esta línea, la investigación educativa ha desarrollado el concepto de “autoeficacia docente” (teacher self-efficacy), aludiendo a las percepciones de los profesores sobre su actividad instruccional y sus creencias sobre su rol en la mejora del aprendizaje de los estudiantes. La evidencia ha demostrado que la autoeficacia de los profesores efectivamente logra influir sobre sus prácticas de enseñanza y sobre la motivación y logro de profesores, y que al mismo tiempo, tiene un rol importante en la efectividad docente y en la mejora escolar. John Hattie, en las actualizaciones realizadas en los últimos años a su famoso meta-análisis denominado Visible Learning (2009), otorga a la autoeficacia un tamaño del efecto de d=0,92. Este puntaje es muy superior al de otros factores, lo que indica que la autoeficacia docente puede hacer una diferencia mayor en el aprendizaje de los estudiantes. Sin embargo, el mismo Hattie encuentra en la investigación que el tamaño del efecto de la eficacia colectiva es aún superior, situándola en los lugares más altos de su ranking, con un tamaño del efecto de d=1,57. Esto implica que estudiantes que han estado sometidos a un entorno de alta eficacia colectiva tienen logros de aprendizaje que son significativamente mayores que los de aquellos que no lo han estado. ¿Qué es lo que hace decir que su influencia está entre los factores más importantes para el aprendizaje escolar?

Es necesario aclarar que el concepto de eficacia colectiva no es lo mismo que muchos profesores que se sienten eficaces de manera individual. En términos coloquiales, no es lo mismo que la suma de muchos profesores con un alto nivel de autoeficacia, si bien muy probable que exista relación entre ambos factores. La eficacia colectiva refiere a la capacidad percibida sobre el grupo de profesores como un todo. En ese sentido, los grupos de profesores con altos niveles de eficacia colectiva creen firmemente que los estudiantes pueden ser motivados para maximizar su aprendizaje. La eficacia colectiva influencia de manera poderosa la manera en que los profesores enseñan, en la manera en que gestionan sus salas de clase y la manera que motivan a sus estudiantes.

En la década del 2000, Megan Tschannen-Moran y Marilyn Barr describieron las características de las escuelas con altos niveles de eficacia colectiva: a nivel de prácticas, es posible establecer relaciones con la realización de actividades de colaboración entre pares y con profesores más comprometidos con la comunidad. Los profesores con mayores niveles de eficacia colectiva muestran ser más resilientes y persistentes incluso cuando trabajan en situaciones complejas, como entornos con altos niveles de vulnerabilidad. Además, proveen apoyo extra a los estudiantes que muestran dificultades para desarrollar alguna habilidad. Finalmente, estas escuelas tienen líderes que motivan a su staff a trabajar colaborativamente para superar obstáculos en sus esfuerzos de mejora. Por otra parte, son líderes con foco instruccional y que buscan formas creativas para mejorar la enseñanza.

Otros factores en la labor de los líderes que pueden influenciar el desarrollo de la eficacia colectiva son la apertura al aprendizaje organizacional a través de experiencias profesionales, el entregar el mensaje explícito de que es posible potenciar los logros educativos y el crear una fuerte visión compartida sobre la escuela, dando un sentido claro de propósito.

Volviendo al tamaño del efecto reportado por Hattie, si bien el mismo autor no da pistas explícitas sobre cómo opera este efecto, sería posible explicarlo por diferentes factores: en primer lugar, profesores con altas expectativas sobre su propia capacidad de movilizar el aprendizaje probablemente también realizarán más esfuerzos en esta línea. Por otra parte es posible predecir que en entornos con mayor eficacia colectiva también existirán mayores niveles de autoeficacia docente: cuando los profesores se dan cuenta que sus estudiantes obtienen mejores resultados, también se sienten más seguros de sus propias capacidades. Estas experiencias de éxito los llevarán también a sentirse más capaces de lograr resultados positivos a futuro, incluso si hay barreras que superar. En Chile, la evidencia de un estudio de Paulo Volante (2010) sobre la influencia instruccional en enseñanza media también describe el efecto predictor de la eficacia colectiva en el logro académico. De acuerdo a sus datos, las creencias de eficacia colectiva de los docentes tienen un efecto mediador entre el nivel de liderazgo instruccional percibido en los directivos y los logros académicos de los estudiantes. Según esta evidencia local, el tamaño del efecto de la percepción del nivel de eficacia colectiva sobre el rendimiento estudiantil en pruebas de selección universitaria es del orden de d=0,30. Al tratar de explicar el nivel de eficacia colectiva en los establecimientos, el liderazgo instruccional de los directivos mostró una correlación significativa de 0,5. Ambas magnitudes son consideradas como de un nivel medio alto en la literatura internacional sobre variables internas que explican la mejora pedagógica.

De esta manera, la evidencia nacional e internacional apoya el efecto de la eficacia colectiva en los logros de los estudiantes. Esto es especialmente significativo para los líderes escolares, ya que desde su rol podrían aumentar la percepción de eficacia colectiva en sus profesores a través de acciones como el alineamiento del cuerpo docente,  la entrega mensaje de que es posible lograr impactos positivos y posibilitando acciones de colaboración entre pares. 

Referencias:

Tschannen-Moran, M., & Barr, M. (2004). Fostering student learning: The relationship of collective teacher efficacy and student achievement. Leadership and policy in schools, 3(3), 189-209.

Volante, P. (2010) Influencia Instruccional de la Dirección Escolar en los Logros Académicos. Investigación Doctoral, Escuela de Psicología