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Construyendo confianza en las escuelas

La confianza es reconocida como un elemento clave en las escuelas de alto desempeño a nivel global. En parte, esto se debe a que está a la base de toda iniciativa de cooperación en el marco de la ejecución de proyectos de mejora. En esta nueva edición del Boletín de Liderazgo Escolar, revisaremos algunas ideas sobre el rol de los directores y líderes escolares en la construcción de la confianza, a partir de la investigación realizada por los profesores Megan Tschannen-Moran y Christopher Gareis, de la Escuela de Educación del College of William and Mary (Estados Unidos). La profesora Megan Tschannen-Moran será una de las invitadas a la VII versión de las Jornadas Interamericanas en Dirección y Liderazgo Escolar, a realizarse los días 7, 8 y 9 de enero de 2019.

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La confianza es un constructo con muchas facetas, implicando que las personas evalúan diferentes elementos al hacer juicios sobre si alguien es confiable o no. Estas facetas pueden variar dependiendo del contexto o de la naturaleza del vínculo. Aunque la mayoría de los docentes reconocen la importancia de establecer relaciones de confianza, a veces les resulta difícil al encontrarse sometidos a presiones de distinto tipo. Estas pueden conducir a impaciencia y ansiedad, resultando en un clima de tensión que interfiere con el aprendizaje, tanto de los estudiantes como de los profesionales. Cuando esto sucede, las escuelas, que deberían parecerse a grandes comunidades de aprendizaje, se convierten en lugares poco propicios para estas tareas. Por el contrario, cultivar un clima de confianza permite a los miembros de la comunidad amplificar las fortalezas de la organización, creando entornos donde prime la curiosidad y el amor por el aprendizaje. 

Los líderes escolares que crean lazos de confianza inspiran a los profesores a esforzarse más y alcanzar más altos niveles de logro. En contraste, cuando los profesores y directores no confían los unos en los otros, tenderán a correr menos riesgos, pudiendo disminuir el compromiso con la organización. La misma Megan Tschannen-Moran encontró en un estudio del 2014 que la confianza de los profesores en su director establece “el tono” del resto de las relaciones en la escuela. Esta se relacionó con la confianza entre el grupo de  docentes, en la confianza hacia los estudiantes y hacia los apoderados, así como también con el nivel de confianza de los apoderados hacia la escuela. La correlación que encontró entre la confianza de los docentes en su director y la confianza de los docentes entre sí muestra cómo los líderes tienen gran influencia en el clima de la escuela: si el director establece relaciones de gran confianza, es más probable que los profesores perciban que también pueden confiar en sus compañeros. La pregunta es ahora cuáles son las conductas que permiten a los líderes cultivar la confianza. Los profesores Tschannen-Moran y Gareis establecen algunas condiciones:

Vulnerabilidad: el logro a nivel de organizaciones escolares siempre va de la mano de un trabajo colectivo, en muchos casos interdependiente, y la interdependencia suele provocar la sensación de exposición y vulnerabilidad. La confianza ha sido definida como la disposición a sentirse vulnerable, creyendo que no se sufrirán daños. En ese sentido, un desafío para los líderes es reconocer estas manifestaciones, permitiendo a los profesores mostrarse vulnerables.

Benevolencia: para que un director gane la confianza de sus profesores, es importante que  demuestre genuina preocupación por ellos, por los estudiantes y por los apoderados. La benevolencia se caracteriza por un espíritu de buena voluntad y disposición para trabajar por el bienestar de los otros.

Honestidad: es un elemento clave en la construcción de confianza. No refiere únicamente al sentido convencional de decir la verdad, sino que también incluye la integridad (coherencia entre los valores comunicados y las acciones) y autenticidad en la conducta. Este último aspecto significa representar las propias creencias y sentimientos y también hacerse responsable por los propios errores, en vez de culpar a otros.

Apertura: Cuando los directores intercambian pensamientos e ideas libremente con los profesores, mejora la percepción sobre su confiabilidad y también los docentes estarán más abiertos a exponer sus propuestas y opiniones. Cuando un director es percibido como accesible y abierto a las preguntas e ideas de los profesores, reconociendo que existen opiniones divergentes y cuando pone en práctica las sugerencias de su equipo, se vincula con mayores niveles de confianza.

Competencia: la competencia es la habilidad para realizar una tarea tal como se espera, de acuerdo con estándares apropiados. Cuando los directores demuestran su habilidad para completar tareas, los profesores parecen confiar más en ellos.

Fiabilidad: significa cumplir tras las decisiones y promesas. Para los profesores, conlleva la sensación de confianza de que se puede contar con que otra persona (por ejemplo, el director) haga lo que se espera de manera regular y constante.

En la edición pasada del Boletín, destacamos el rol de la eficacia colectiva, constructo basado en la percepción compartida de los profesores sobre su propia capacidad de lograr efectos positivos en el aprendizaje de los estudiantes. Esta creencia ejerce una poderosa influencia sobre la conducta del grupo de docentes, modulando elementos como sus objetivos, esfuerzos, perseverancia y resiliencia, y por ello, suelen persistir más cuando creen que realmente son capaces de alcanzar una meta. Los directores pueden cultivar la eficacia colectiva comunicando al equipo de profesores su confianza en que sean capaces de promover el aprendizaje de los estudiantes, independiente del contexto. Por otro lado, las escuelas con altos niveles de confianza también tienden a poseer un mayor sentido de eficacia colectiva: los profesores suelen sentirse seguros de su habilidad como grupo para lograr las metas de aprendizaje de la organización.

Por otro lado, los profesores que confían en sus directores están más dispuestos a contarles sobre sus éxitos y desafíos en las salas de clases. También determinadas actividades, como las comunidades profesionales de aprendizaje, tienen un mejor funcionamiento cuando se basan en relaciones de confianza y en la comprensión de la importancia de trabajar en equipo. En ese sentido, también existe relación entre la confianza y las iniciativas de desarrollo profesional docente.

Los autores realizan una metáfora: la confianza tiene un rol en el “cultivo” del liderazgo escolar, siendo el terreno fértil sobre el que la enseñanza efectiva y el aprendizaje pueden enraizarse y crecer. En las escuelas que poseen una cultura de confianza, tanto profesores como estudiantes tienden a tener expectativas y focos compartidos sobre el aprendizaje, los profesores creen que pueden hacer una diferencia en las vidas de sus estudiantes y a la vez tienden a respetarse unos a otros, compartir su experticia y a aprender entre pares.

El liderazgo “confiable” es cultivado a través del tiempo, a través de interacciones repetidas asociadas con la benevolencia, honestidad, apertura, competencia y fiabilidad. En ese sentido, un desafío para los líderes es “nutrir” la cultura de confianza. No solo por el valor de la confianza en sí misma, sino por el importante rol de mediación en el logro estudiantil.

Traducido y adaptado por Claudia Llorente y Paulo Volante desde:

Tschannen-Moran, M., & Gareis, C. R. (2017). Principals, trust, and cultivating vibrant schools. In How school leaders contribute to student success (pp. 153-174). Springer, Cham.