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Investigación basada en el diseño en educación

En pasadas ediciones del boletín de liderazgo escolar revisamos el concepto de “investigación profesional” como una forma de investigación enfocada en producir cambios concretos en el contexto escolar. Uno de los enfoques abarcados dentro de este campo es el “design-based research” (DBR), o investigación basada en el diseño, cuyo fin específico es “testear intervenciones dentro de las aulas o de entornos de aprendizaje”.

En esta ocasión revisamos el artículo de Matthew, Easterday, Rees Lewis y Gerber (2018), quienes intentan comprender la lógica tras la investigación basada en diseño en entornos educativos y sus características que diferencian de otros tipos de investigación. Los autores proponen que pese a que el uso del modelo es cada vez más popular, existe poca claridad sobre cuál es su estructura, las etapas que lo componen y sus particularidades. En general sí existe acuerdo en que el objetivo del enfoque DBR es la mejora del aprendizaje y que su característica única es que implica el desarrollo tanto de teoría como de intervención y que ambas se relacionan iterativamente, integrando aspectos del diseño y de los métodolos de investigación tradicionales. De esta forma, implica que se parte desde una pregunta, se realiza un análisis de la literatura sobre el área y se recolectan y analizan datos. Sin embargo, los autores también creen que existe falta de claridad sobre la naturaleza de los productos de las intervenciones bajo el modelo DBR.

Con el fin de incrementar el rigor del enfoque del “design-based research”, Matthew, Easterday, Rees Lewis y Gerber decidieron utilizar su experiencia como investigadores en el área para definir cuáles son las fases que estarían implicadas en el proceso de DBR. Definieron 7 etapas iterativas, es decir que más que implementarse linealmente, permitan realizar saltos y repeticiones entre estas. A continuación se grafican y explican los procesos de la propuesta:

DBReasterday

Enfocar: en esta fase los investigadores definen los límites y el alcance del proyecto, lo que involucra establecer un problema general y la dirección. Además, incluye especificar quiénes serán los stakeholders, sus roles y los recursos implicados. Fundamentalmente, la etapa de enfocar establece cuál será la direción del proyecto, permitiendo definir quién realizará qué tareas en las siguientes etapas

Entender: el equipo de investigación estudia el contexto, las necesidades de los stakeholders y las soluciones existentes. Implica realizar una síntesis del conocimiento actual a través de técnicas empíricas (como la observación, entrevistas, encuestas y análisis de datos) y de fuentes secundarias (investigación previa que ayude a comprender el problema y contextos similares, además de soluciones intentadas), entendiendo la naturaleza y las causas del problema.

Definir: en esta etapa, los investigadores “delinean el problema, incluyendo los objetivos de aprendizaje y las evaluaciones, limitaciones y pregunta de investigación” (p. 140). Esto implica que un problema “indeterminado” y que no cuenta con una solución actual tendrá posibilidades de ser resuelto.

Concebir: los investigadores imaginan la solución en términos del diseño de que les permitirá alcanzar sus objetivos. Esto incluye el diseño y análisis de prototipos (pero no aún su desarrollo concreto), determinando sus componentes y relaciones. En cierto sentido, se dice que la etapa de concebir es el corazón de la investigación.

Construir: consiste en convertir la solución en un prototipo utilizable, como forma de testear la idea, de la forma más similar posible a lo esperado en su forma final.

Testear: se evalúa la eficacia y comportamiento de la solución en el contexto real. Muchas veces involucra realizar un testeo sucesivo (incluso a veces paralelo), con foco en aspectos como la relevancia, la consistencia y la implementación práctica.

Presentar: en esta etapa, los investigadores comunican a los stakeholders clave por qué y cómo el diseño es capaz de resolver un problema que se relaciona a sus intereses.

De esta manera, cada fase tiene objetivos y productos propios. Pese a que se presentan en orden, este no necesariamente se cumple de manera lineal, sino que suelen existir alteraciones o iteraciones, es decir, repeticiones entre procesos. Por ejemplo, algunos proyectos educativos suelen reiterar las fases de concebir, construir y testear hasta obtener resultados satisfactorios. De esta forma forma, se ponen a prueba los supuestos de los investigadores y se estiman costos y tiempo de aplicación y creación, permitiendo realizar ajustes a tiempo para que la solución final cumpla con los criterios de calidad iniciales. Además, los productos de cada una de las fases pueden ser utilizados en otros proyectos. Por otro lado, los autores sugieren hablar de “procesos” en vez de “etapas” o de “fases”. De esta forma, puede entenderse que cada proceso tiene un producto en sí mismo (teorías, prototipos, herramientas y materiales de difusión, etc,). Los autores además concluyen que una de las diferencias clave del DBR con otros tipos de investigación educativa es que permite el desarrollo de iniciativas que no existían previamente. De este modo, sería el tipo de modelo a escoger cuando las prácticas existentes no dan los resultados esperados.

Finalmente, los autores proponen una definición para el “design-based research” aplicado al campo educacional: se trata de una “meta-metodología conducida por investigadores educativos para crear intervenciones prácticas y modelos teóricos de diseño a través de un proceso de diseño consistente en enfocar, entender, definir, concebir, construir, testear y presentar, que recursivamente anida otros procesos de investigación, para buscar iterativamente soluciones empíricas a problesmas prácticos del aprendizaje humano” (p. 151). Esto implica que mucho del conocimiento reside en las interacciones entre personas, y contextos, que los agentes responsables o investigadores pueden ser profesonales o académicos, quienes implementan los procesos y forman nuevas personas en el modelo, y finalmente, implica también que el objetivo último es crear mejores ambientes de aprendizaje. De esta forma, el enfoque DBR es una ciencia del diseño que integra investigación y diseño para construir nuevas soluciones y teoría.

¿De qué sirve entonces comprender la lógica del Design-based research? En primer lugar, permite una mejor práctica del modelo, que permita movilizar los resultados de aprendizajes, que facilite el entrenamento de nuevos investigadores y el desarrollo de nueva metodología.

 

Texto traducido y editado por Claudia Llorente y Paulo Volante desde:

Easterday, M. W., Rees Lewis, D. G., & Gerber, E. M. (2018). The logic of design research. Learning: Research and Practice, 4(2), 131-160.