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¿Qué caracteriza al liderazgo escolar exitoso?

Abundante literatura en liderazgo escolar ha intentado identificar qué acciones son las que contribuyen en mayor medida a la mejora escolar. Es sabido que los equipos directivos escolares enfrentan diferentes desafíos, como asegurar la calidad de la enseñanza y el aprendizaje, asignar recursos de manera estratégica, gestionar la convivencia y desarrollar una comunidad de aprendizaje en la escuela, ente otros. Por ello, distintos autores han identificado diferentes prácticas directivas efectivas.

En esta ocasión, revisamos algunos aspectos clave del reporte editado por los profesores Christopher Day (profesor emérito de la Universidad de Nottingham) y Pamela Sammons (profesora emérita de la Universidad de Oxford), dos reconocidos investigadores, y cuyo propósito fue aumentar el conocimiento sobre el liderazgo y sus efectos en la mejora de los aprendizajes de las y los estudiantes. La importancia de rol directivo es clave, y para ejemplificar su relevancia, los autores citan el estudio “Learning from Leadeship: Investigating the Links to Improved Student Learning”, el cual, luego de analizar a las de 180 escuelas de Norteamérica, concluyó que no se encontró ningún caso que mejorara los resultados de sus estudiantes en ausencia de “un liderazgo talentoso”.

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Existen distintas formas de conceptualizar el liderazgo: por ejemplo, el enfoque transformacional enfatiza la construcción de una visión, el entender y desarrollar a las personas y el rediseñar la organización. Del foco instruccional o pedagógico, se destacan prácticas como el establecer metas y expectativas, asignar recursos de forma estratégica, promover el desarrollo profesional docente, entre otras. Más allá de las distinciones, los autores resumen 8 dimensiones del liderazgo efectivo encontradas por el estudio IMPACT, desarrollado en Inglaterra. Estas son:

    • Definir la visión, los valores y la dirección: las y los directores exitosos tienen una fuerte visión y valores para su escuela, los cuales influencian sus acciones y las de otros miembros de la organización. Estos son compartidos por el equipo de la escuela.
    • Mejorar las condiciones para la enseñanza y el aprendizaje: las y los buenos líderes identifican dónde hay espacio para mejorar la calidad de la enseñanza y el desempeño estudiantil. Además, mejoran las condiciones físicas de la escuela, reflejando la conexión entre contar con buenas condiciones para la enseñanza y potenciar el aprendizaje y el bienestar y logro, tanto de los estudiantes como del staff.
    • Reestructurar la organización: la estructura organizacional es rediseñada progresivamente la con un propósito, y, para ello, las y los directores exitosos definen y reasignan roles y distribuyen el liderazgo. En general, pudo observarse como patrón que se amplió la participación en la toma de decisiones en todos los niveles.
    • Potenciar la enseñanza y el aprendizaje: los liderazgos exitosos continuamente buscaron nuevas formas para mejorar la enseñanza, el aprendizaje y el logro de sus estudiantes. En general, eran capaces de proveer un entorno seguro, donde las y los docentes pudieran experimentar modelos nuevos o alternativos de enseñar que fueran más efectivos. Normalmente, este tipo de oportunidades mejoraron el sentido de autoeficacia y la satisfacción laboral docente, y como consecuencia, mejoró la relación entre directores y profesores.
    • Rediseñar y enriquecer el currículum: los liderazgos exitosos rediseñaron y enriquecieron el currículum, con el fin de profundizar el compromiso y el logro estudiantil. Normalmente, para estos directores el logro académico no era visto como un elemento opuesto al desarrollo personal y social, sino que estas tres áreas eran percibidas como complementarias. Además, promovieron el aprendizaje para todos los estudiantes, con énfasis en fomentar su creatividad y autoestima y habilidades para la vida, pero sin descuidar el foco académico.
    • Potenciar la calidad docente: se entregaron variadas oportunidades de desarrollo profesional docente, como parte del intento por elevar los estándares, mantener la motivación y aumentar la permanencia del staff. Promovieron el desarrollo profesional dentro de la escuela y otorgaron facilidades para formarse en instituciones externas. Además, los líderes efectivos tomaron medidas para planificar la continuidad de los docentes y mejorar las estrategias de reclutamiento.
    • Construir relaciones dentro de la comunidad escolar: las y los directores efectivos desarrollaban relaciones positivas con el personal en todos los niveles, haciéndolos sentir valorados e involucrados. Demostraron preocupación por el bienestar personal y profesional del staff, y en particular, la relación con el equipo de liderazgo solía ser de confianza y respeto mutuo.
    • Construir relaciones fuera de la comunidad escolar: la capacidad de construir y mejorar la reputación externa de la escuela, y de involucrarse con la comunidad, era vista como un aspecto esencial para alcanzar el éxito a largo plazo. Por ello directores y directivos desarrollaron relaciones positivas con la comunidad, y construyeron redes con otras organizaciones.
    • Valores comunes: los liderazgos exitosos poseen valores clave y cualidades personales que son visibles en sus interacciones diarias. Para ellos, el cuidado de los estudiantes, el aprendizaje y el logro estuvieron en el centro de sus decisiones.

Cuando surge la pregunta sobre cómo las y los líderes escolares exitosos sostienen la mejora, algunos elementos destacados son los siguientes:

    • Son capaces de diagnosticar y diferenciar, lo que implica que saben identificar cuáles son los desafíos más importantes y priorizan distintas estrategias de mejora, coordinándolas.
    • Crean culturas de cuidado, aprendizaje y logro: lo que se observó es que los líderes buscaban promover el compromiso de los estudiantes, pero, a la vez, fomentar sus resultados, por ejemplo, en mediciones externas. Para ello, promovían las altas expectativas, distribuían responsabilidades y mejoraban la calidad de las relaciones, fomentando el cuidado y la confianza, entre otras.
    • Lideran el aprendizaje docente; por ejemplo, alineando el desarrollo profesional a los planes de la escuela; promueven la autoeficacia y motivación, mejoran las condiciones físicas de trabajo, clarifican las responsabilidades y roles, etc.

Otro de los temas abordados por el reporte es el de las etapas en que se implementan las distintas prácticas de liderazgo. A grandes rasgos, detectaron que las y los líderes priorizan diferentes prácticas mientras permanecen en su cargo: reconociendo una etapa “temprana”, una “intermedia” y una “tardía”. Por ejemplo, en la primera fase, también denominada como fundacional, normalmente las y los líderes priorizaron la mejora del entorno físico, el establecer estándares de conducta para los estudiantes, el estructurar su equipo de liderazgo e implementar sistemas de monitoreo del desempeño. En las fases intermedias (o de desarrollo), en general los líderes exitosos promovieron la distribución del liderazgo y el uso de datos sobre el progreso de los estudiantes para la toma de decisiones. Más adelante, en las fases de consolidación, se suelen promover acciones de colaboración tanto internas como externas.

 

Artículo traducido y adaptado por Claudia Llorente y Paulo Volante desde:

Day, C., & Sammons, P. (2016). Successful School Leadership. Education Development Trust. Highbridge House, 16-18 Duke Street, Reading Berkshire, England RG1 4RU, United Kingdom.