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Transfiriendo la experticia en liderazgo instruccional
La evidencia internacional y local ha sido consistente en situar el liderazgo instruccional como una de las variables internas centrales al explicar cambios de prácticas docentes y resultados de aprendizaje de los estudiantes. También sabemos que cuando estas prácticas de liderazgo son ejercidas de manera colectiva y articulada al interior de las organizaciones escolares, muestran efectos sustantivos no sólo en el logro de niños y niñas, sino también en la percepción de eficacia de los profesores y en la capacidad de liderazgo con foco pedagógico de docentes y líderes intermedios. Se desprende entonces que no solo es importante fortalecer el liderazgo de directores y directivos de forma individual: también es clave movilizar y potenciar a los equipos de liderazgo en su conjunto, focalizando sus esfuerzos en la colaboración y en el desarrollo profesional, teniendo como objetivo la mejora de los aprendizajes. Más aún, a nivel global se ha descrito que las redes de colaboración entre establecimientos permiten movilizar capacidades y conocimientos más allá de la escuela como entidad aislada. Sin embargo, a nivel local se han observado bajos niveles de colaboración entre docentes (TALIS 2013) y más aún entre establecimientos.
A partir de estas constataciones, el equipo del recientemente adjudicado proyecto FONIDE FON181800158 “Equipos expertos en prácticas de liderazgo instruccional y su transferencia a redes locales de mejora pedagógica”, liderado desde la Facultad de Educación de la Universidad Católica de Chile y en alianza con la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Católica del Maule, busca potenciar el desarrollo de redes de aprendizaje profesional que impacten positivamente en el aprendizaje de los estudiantes. Concretamente, se espera identificar y transferir prácticas clave de liderazgo instruccional y de enseñanza efectiva desde equipos “expertos”, es decir que logran un alto nivel de desempeño, hacia sus pares en organizaciones que requieran mejorar en áreas focalizadas de enseñanza, utilizando un modelo de trabajo colaborativo entre establecimientos y al interior de estos. Para ello, se trabajará con equipos directivos y docentes de las asignaturas de matemáticas e inglés, pertenecientes a establecimientos educativos de las ciudades de Santiago y Talca.
Uno de los antecedentes centrales del proyecto es el concepto de “comunidades de práctica”. Tal como revisamos en la edición anterior del boletín, una comunidad de práctica se produce cuando hay una labor compartida entre pares, quienes trabajan hacia un fin en común. En el campo específico de la educación, se ha generado el concepto de “comunidades instruccionales de práctica”, es decir grupos de docentes que trabajan con foco específico en la mejora de los aprendizajes de los estudiantes. Experiencias como la desarrollada por Supovitz y Christman en las ciudades de Filadelfia y Cincinatti (Estados Unidos) mostraron que las comunidades de práctica permitieron institucionalizar un modelo de trabajo colaborativo, produciéndose aprendizaje mutuo entre pares. En esta línea, el antecedente más relevante y que inspira al equipo investigador es la experiencia de la profesora Xiu Cravens y su equipo de la Universidad de Vanderbilt, quienes desarrollaron el proyecto TPEG (Teacher Peer Excellence Groups) en 27 escuelas de la ciudad de Tennessee. La iniciativa instauró ciclos iterativos con cuatro momentos centrales: (1) planificación colaborativa de clases, (2) observación, (3) retroalimentación y (4) revisión de la planificación, modelo basado en el trabajo de las escuelas de Shanghai, una de las regiones con mejores resultados en pruebas internacionales como PISA. El trabajo del proyecto TPEG consiguió que los docentes participantes efectivamente lograran abrir sus salas de clase a sus pares, estando abiertos a la crítica constructiva para la mejora. Además, como consecuencia de la intervención, fue posible disminuir variaciones en la calidad de la enseñanza entre distintas aulas.
Otro antecedente de comunidad de práctica, pero esta vez a nivel local, proviene desde el proyecto Fondecyt Nº 11100466, cuyo propósito fue desarrollar Equipos de Liderazgo Instruccional (ELI), es decir equipos de tarea centrados en realizar una mejora focalizada en la enseñanza de los profesores y en el aprendizaje de los estudiantes. Para ello, el trabajo se sistematizó en las denominadas “Prácticas ELI”, entre las que se cuentan construir una visión compartida sobre la enseñanza y el aprendizaje, seleccionar aprendizajes clave, retroalimentar la práctica docente y realizar ciclos de observación de clase. En su aplicación inicial, llevada a cabo entre los años 2011 y 2012 en la ciudad de Santiago, se logró dar cuenta del impacto de la iniciativa tanto a nivel de equipos directivos y docentes como de logros académicos de los estudiantes. La experiencia completa fue recogida y descrita en el libro “9 Claves ELI: Manual de Prácticas para Equipos de Liderazgo Instruccional”.
Todas las iniciativas mencionadas de comunidad de práctica instruccional comparten el concepto de desprivatización de la práctica como uno de sus ejes centrales: los docentes observan a otros profesores, son observados y reflexionan continuamente sobre su práctica. Conocer lo que ocurre en las salas de clases permite dar cuenta de forma detallada de cuáles son las prácticas que se están realizando en el establecimiento. Esto, por un lado, facilita dejar registro de aquellas buenas prácticas, de los materiales utilizados y de los ejercicios exitosos, de modo de poder replicarlos. Por otro lado, permite observar críticamente y entregar retroalimentación relevante, con el fin de aumentar el nivel de desempeño de los docentes. Otro concepto clave del proyecto es el de red de colaboración, es decir dos o más organizaciones trabajando por un propósito común, que en el caso de esta iniciativa se caracterizan por la confianza y por el compromiso con la mejora instruccional. El concepto de redes es especialmente relevante en el escenario de la nueva Educación Pública, con la implementación de los Servicios Locales de Educación, donde se espera que progresivamente se adquiera una dinámica de colaboración entre establecimientos. Finalmente, dentro de los antecedentes a la base está el concepto de experticia. Sabemos que para lograr altos niveles de desempeño en una disciplina se requiere de práctica y de la identificación de aquellos aspectos que necesitan ser mejorados, con el fin de analizarlos e introducir cambios. Además, sabemos que cuando la retroalimentación es realizada por un experto, identificará de manera más precisa las necesidades de mejora instruccional.
Como ya mencionamos, en el caso del proyecto FON181800158, se espera identificar y transferir prácticas clave de liderazgo instruccional y de enseñanza efectiva desde equipos “expertos” hacia equipos que requieran iniciar procesos de mejora focalizada. Para ello, el equipo coordinado por Magdalena Müller y conformado por los profesores Paulo Volante y Álvaro Salinas de la Facultad de Educación UC y Julio Domínguez desde la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Católica del Maule, facilitará la detección de prácticas expertas, movilizará oportunidades de intercambio y práctica guiada, además de potenciar las instancias de ejercitación y retroalimentación intra y entre establecimientos. De esta manera, los equipos “expertos” de aquellas organizaciones con buen desempeño serán preparados por el equipo de investigadores, enmarcándolos en la metodología de “Equipos de Liderazgo Instruccional” mencionada anteriormente. Luego, se espera que sean modeladores de prácticas para los equipos denominados “en formación”, en el marco de un denominado “ciclo de investigación colaborativa” basado en el proyecto TPEG.
La implementación en terreno del proyecto comenzará durante el 2019, en establecimientos de la Región Metropolitana y de la Región del Maule. El proyecto cuenta con el apoyo de la dirección de nueva Educación Pública, y se espera implementar en redes de Servicios Locales de educación.
Texto producido y editado por Claudia Llorente y Paulo Volante