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Liderazgo que potencia el aprendizaje

 “Escolarización no es lo mismo que aprendizaje” es una de las premisas del documento “Informe sobre el Desarrollo Mundial 2018”, realizado por el Banco Mundial, en el que analizan el panorama de la educación a gran escala, especialmente en países en desarrollo. En ese sentido, la organización reconoce una crisis de aprendizaje a nivel global: existe gran desigualdad en los resultados de aprendizaje de diversos países, siendo casi siempre peores en poblaciones de bajos ingreso o en riesgo. Concretamente, reconocen que la crisis tiene tres dimensiones: en primer lugar, remarcan los resultados de aprendizaje poco satisfactorios, en segundo, el quiebre de la relación entre enseñanza y aprendizaje. En tercer lugar, destacan las causas profundas a nivel de sistema.

La dimensión de los resultados de aprendizaje poco satisfactorios alude tanto a los bajos resultados que presentan algunos países en pruebas internacionales, como a la amplia desigualdad en los logros de los estudiantes de un mismo sistema educativo. Esta dimensión suma una preocupación adicional: las mejoras a nivel de sistema suelen ser lentas. Un ejemplo a nivel de resultados en pruebas estandarizadas: en muchos países, el avance entre una ronda de medición de la prueba PISA y la siguiente ronda es nulo, reforzando la idea de que los cambios que abarcan a la totalidad del sistema son posibles, pero toman tiempo. La segunda dimensión de la crisis de aprendizaje son lo que el Banco Mundial denomina “causas inmediatas”, relacionadas directamente con la enseñanza y el aprendizaje. Mencionan cuatro causas principales: en primer lugar, que los niños de contextos desaventajados no llegan a la escuela totalmente preparados para aprender, remarcando cómo las deficiencias basales del desarrollo repercute también en su participación escolar. En segundo lugar, el diagnóstico apunta a que muchos docentes no poseen competencias adecuadas ni motivación para llevar a cabo una enseñanza eficaz: para graficar la importancia de este ítem, reportan que en Estados Unidos, los estudiantes con buenos docentes avanzan a un ritmo tres veces mayor que aquellos que están a cargo de docentes menos efectivos. En general, los sistemas educativos de los países en desarrollo (por ejemplo en Latinoamérica), poseen una cantidad insuficiente de buenos profesores. Esto remarca la importancia de contar con instituciones educativas capaces de ofrecer soporte y guía a sus docentes, garantizando condiciones mínimas para facilitar el aprendizaje. Un tercer elemento tiene que ver con la disponibilidad de insumos para el aprendizaje, pues frecuentemente no existen o no tienen el efecto esperado, ya sea porque no se utilizan con la frecuencia debida o de la manera correcta. El cuarto elemento de las denominadas “causas inmediatas” tiene que ver con la calidad de la administración de las instituciones educativas. De esta manera, una dirección eficaz ayudaría activamente a sus docentes a resolver problemas, a acompañarlos en los procesos de enseñanza y a establecer metas centradas en el aprendizaje. Volviendo a las dimensiones de la crisis, la tercera tiene que ver con causas sistémicas profundas, como por ejemplo en el alineamiento a nivel de políticas e implementación de las mismas.
 
¿Qué hacer entonces para abordar la crisis? De acuerdo al reporte, existen tres vías que pueden guiar las reformas educativas: Aprender sobre el aprendizaje, Basar el diseño de políticas en la evidencia y Construir coaliciones para implementar a escala.
 
En cuanto a Aprender sobre el nivel de aprendizaje, se comenta que a nivel de sistema es clave contar con indicadores de medición que den cuenta de los logros de los estudiantes. Estas evaluaciones, además de variadas, deberían ser una herramienta que apoye a las escuelas y a sus docentes, centrándose en aspectos que pueden estar sujetos a la mejora. Por otro lado, al Basar el diseño de políticas en la evidencia se busca que las escuelas estén al servicio del aprendizaje, sirviéndose de los avances de la investigación y de buenas prácticas. En general, las escuelas exitosas hacen uso de técnicas y enfoques probados, por lo que una adecuada implementación debería potenciar el aprendizaje. Sin embargo, esta es una práctica que no sucede ni siempre ni en todos los niveles, por lo que a veces los esfuerzos no entregan los efectos esperados. Para ello, algunas áreas para orientar la mejora es el desarrollo profesional docente permanente y reforzado por mentores, a diferencia de capacitaciones aisladas y específicas. Otra área a fortalecer es establecer una gestión centrada en la enseñanza y el aprendizaje.
 
Finalmente, la tercera sugerencia es Construir coaliciones y alinear a los actores para favorecer el aprendizaje. A nivel de sistema, aunque las políticas se centren explícitamente en el aprendizaje, los esfuerzos serán poco productivos si la implementación no es capaz de mantener el foco claro. En ese sentido, es clave mantener coherencia y alineamiento en torno al aprendizaje, a través de acciones como mantener información transparente, formar coaliciones y utilizar enfoques innovadores y adaptativos.
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Imagen: Coherencia y alineación en torno al aprendizaje (Banco Mundial, 2018)
 
¿Cómo aplicar estas recomendaciones a nivel de escuelas? Como Programa Avanzado en Dirección y Liderazgo Escolar, creemos que si bien el documento se orienta a nivel de políticas, también es posible extraer lecciones aplicables a nivel local, al interior de cada organización educativa. La principal sugerencia es justamente poner al aprendizaje como objetivo y eje central del trabajo y de la implementación de mejoras. Para ello, es clave tomar decisiones basadas en evidencias concretas sobre la situación actual de la enseñanza y el aprendizaje en las propias salas de clases, utilizando, por ejemplo, procesos de observación no enjuiciadores y sistematizando los resultados de aprendizaje, permitiendo establecer trayectorias e identificar posibles causas. Por otro lado, es clave diseñar mejoras pensadas como procesos continuos, tomando como base experiencias exitosas de otras instituciones o programas probados y observando cuidadosamente cuáles son los resultados y qué es necesario mejorar, es decir, tomar decisiones e implementar basadas en la evidencia o en buenas experiencias, procurando una correcta aplicación y seguimiento. En este aspecto, también se sugiere establecer procesos continuos de desarrollo profesional docente, que potencien el alineamiento del cuerpo de profesores, mejoren sus prácticas y les permita establecer colaboración entre pares. A nivel de equipos de gestión, la sugerencia central es mantener un foco explícito en la mejora del aprendizaje y mantener coherencia entre lo que se declara y lo que se implementa. En ese sentido, una pregunta clave es cómo despejar aquellas “preocupaciones” que podrían estar interfiriendo en los objetivos centrales de la escuela, de modo de centrar esfuerzos en el aprendizaje. La respuesta viene dada en la priorización de tareas que permitan mantener un foco claro en el aprendizaje.
 
 
Texto editado por Claudia Llorente y Paulo Volante desde:
 
Banco Mundial (2018). Informe sobre el Desarrollo Mundial 2018 - APRENDER para hacer realidad la promesa de la educación.